NUEVA ETAPA, NUEVO COMIENZO
En cada nuevo comienzo, del día a
día, de un periodo más o menos largo podemos adoptar dos posturas.
La primera, aquellos que cuando se
levantan cuentan las horas para volver a dormir. La vida se les hace cuesta
arriba desde el primer momento de enfrentarse a las responsabilidades, a la
lucha, a asumir riesgos, etc. Esta actitud de evitación y miedo impide incluso
disfrutar de los momentos felices porque siempre están esperando que se acabe.
La segunda postura, es la de
aquellos que, aun dentro de cierta inquietud, buscan vivir los acontecimientos
de la vida desde la mirada al frente. Sabiendo que al día hay que sacarle el
jugo que tenga. Desde esta visión los momentos felices se viven sin angustia
cuando acaban, porque se sabe que otro nuevo vendrá o se buscará que ocurra.
Los momentos duros o de lucha son espacios de aprendizaje para la vida y fuente
de sabiduría para transmitirla a aquellos que quieran escuchar.
Os animo a todos a que intentemos,
con la ayuda de Dios, vivir desde la plenitud. Las alegrías que vengan desde la
gratitud y las penas desde una actitud de aprendizaje para uno mismo y los
demás.
La educación de los hijos nos
refleja si esperamos en ellos y somos un estímulo en sus vidas.
Fortaleced a vuestros hijos, desde
sus virtudes y sus defectos, para enfrentarse a la vida desde la valentía y la
generosidad.
La educación en la fortaleza no
pasa por que el mundo cambie para que nuestros hijos se sientan bien. Antes, al
contrario, si confiamos en los hijos podemos decidle que luchen por cambiar
aquello que creen que no está bien. Evidentemente, esta lucha por mejorar
siempre pasa en primer lugar, y especialmente en niños y jóvenes, por aprender
a mejorar ellos mismos.
A los padres nos corresponde ser
fuente de verdad ante ellos mismos. La educación de los padres “tiene tanto
peso que, cuando falta, difícilmente puede suplirse”.
Mucho animo a todos.
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